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A lo lago de cualquier etapa histórica se ha estudiado el proceso de creatividad en su conjunto, para determinar cómo se produce y qué es necesario para que así sea.

 

Vemos, tomamos una hoja en blanco y tenemos que planificar una acción o campaña publicitaria, dar a conocer una marca, un producto o servicio. Pero no es fácil tener esa hoja en blanco delante y empezar a darle forma, con contenido, con gráficas, dibujos o símbolos, y que el resultado recoja lo que realmente queremos comunicar.

Tanto en el ámbito del diseño como en el contenido, hay algo que está indisolublemente unido a nuestro trabajo: la inspiración, que se traduce en creatividad.

 

La creatividad siempre ha sido objeto de estudio. Los filósofos de cualquier etapa histórica han intentado acercarse a una definición y concepto de creatividad. Los griegos decían que es una inspiración mística.

 

A los creativos y artistas los definían como “el alma de Zeus”, inspiración de los dioses. La creación hundía sus raíces en el carácter divino, mágico. Con el paso de la historia, empiezan a surgir otras explicaciones con carácter precientífico, que han ido acercándose más al concepto de creación:

  • Los que han visto en el proceso de creación una especie de demencia, ruptura del pensamiento lógico, racional.
  • Los que piensan que la creatividad está ligada a lo genial. Algo que no todos los humanos poseemos.
  • La creatividad como una fuerza vital. La naturaleza genera las cosas de un modo misterioso. Indaga en la idea de originalidad y novedad.

 

Estas consideraciones son la antesala de la definición científica de creatividad. A mediados del siglo XX, Guilford expuso en su conferencia “Creativity” ante la Sociedad Americana de Psicología algunos de los aspectos más relevantes sobre creatividad:

  • Hay que centrarse en la personalidad del creador.
  • La creatividad no es otra cosa que la facultad humana para resolver problemas.
  • Existen una serie de rasgos que definen la creatividad: sensibilidad hacia los problemas; fluidez en la producción de las ideas, agilidad mental; flexibilizar para adaptarse a nuevas situaciones; capacidad de síntesis, saber ir a lo esencial; la originalidad, ser capaces de descubrir lo novedoso y espíritu analítico.

 

¿Cómo es el proceso creativo?

Partimos de la base de que se trata de un proceso mental que sigue una serie de etapas. Citando a Grahan Wallas, existen cuatro fases:

  • Preparación (la mente necesita recoger información, plantear problemas, utilizar los conocimientos que tenemos; hay una preparación innata de todo el proceso creativo).
  • Incubación (actividad latente de la conciencia; la mente se relaja).
  • Inspiración (Visión rápida del problema).
  • Elaboración (plasmación de las ideas).

 

Alex Osborn recurre a la llamada Tormenta de ideas y divide el proceso en tres etapas, que se resumen en: orientación, preparación y análisis. Este proceso para autores como James Webb Young se divide en cinco puntos: recogida de material; elaboración en la mente; incubación inconsciente; alumbramiento de la idea y configuración y desarrollo.

 

De todas las aportaciones teóricas y definiciones se puede concluir que el proceso creativo pasa por distintos momentos, pero en el que suelen coincidir la mayoría de los expertos es en la denominada Z creativa, porque no sigue una conducta línea. La creación publicitaria se representa como una secuencia zigzagueante: acercamiento a la fase de investigación; fase de deducción; creación (eje de la campaña; concepto de comunicación y boceto); y lanzamiento de la campaña.

 

Y tú ¿cómo de creativo estás hoy?

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