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La inteligencia artificial es una de las tecnologías más fascinantes y sorprendentes que la humanidad ha creado en la actualidad. Sin embargo, a pesar de sus múltiples beneficios, también existen peligros y riesgos asociados a su desarrollo y uso. En este artículo de opinión, analizaremos algunos de los peligros de la IA y por qué es importante prestar atención a estos riesgos.

Algunos de los riesgos que se han discutido con relación a la IA incluyen la posibilidad de un reemplazo de empleos en masa, la falta de transparencia y responsabilidad en las decisiones tomadas por algoritmos, la posibilidad de sesgos y discriminación en la IA. Además de la capacidad de la IA, para superar a la inteligencia humana y volverse autónoma, lo que podría tener consecuencias impredecibles e indeseables.

Ahora vamos a desvelar el truco del almendruco – Qué viejo eso, ¿no? –

Todas y cada una de las palabras redactadas en los dos primeros párrafos han sido escritas, precisamente, por una IA ¿A qué no se ha notado la diferencia? Y esta sería capaz de completar este artículo. También de hacer casi cualquier cosa que se le pida, siempre que no sea ilegal o implique emociones o pensamientos críticos, porque las máquinas no tienen sentimientos… ¿Por ahora?

Resulta prácticamente imposible ignorar esta inevitable revolución de las máquinas, porque éstas van a dar un vuelco a nuestra vida social y laboral. Ya lo están haciendo, aunque a menor escala de lo que podríamos imaginar o vemos en películas como Blade Runner o Yo, robot.

 

Ya estamos invadidos por la tecnología

La tecnología ya está tan presente en nuestro día a día que ni siquiera nos damos cuenta de lo arraigada que está en cada acción humana. Lo primero que hacemos al despertarnos es mirar a un pequeño dispositivo de apenas 5 o 7 pulgadas en la que, literalmente, volcamos nuestra vida. Una máquina imperfecta, pero inteligente, que nos permite realizar funciones otrora impensables.

Y desde que se comercializó el primer pc en 1981, hace ya casi 44 años, la tecnología ha avanzado de forma progresiva, pero sin pausa. No se ha cumplido todavía esa idea utópica de poder conducir coches voladores, aunque no estamos tan lejos, ya que algunos ejércitos ya utilizan mochilas propulsoras que permiten a los oficiales moverse por el aire cual pájaros o -se viene referencia para los más comiqueros- como Iron Man.

De repente, la inteligencia artificial, un concepto que suena tan contradictorio como maravilloso, porque ¿cómo puede una máquina artificial, fabricada por el hombre, llegar a ser inteligente? La respuesta más simple es debido al software que poseen en su circuito, lo que les da la capacidad de realizar acciones por sí mismas e imitar ciertas acciones de su creador, el ser humano.

 

Esta invasión tecnológica, ¿podría volverse contra nosotros?

Pero ¿pueden las máquinas rebelarse contra su propio Dios? Si tuviera la respuesta, estaría trabajando para la NASA o para alguna multinacional tecnológica (ojalá), pero, por desgracia, nadie sabe que depara el futuro de la inteligencia artificial ni si éstas podrán adquirir conciencia propia. Supongo que el tiempo lo dirá.

Aunque parece una locura pensar que la inteligencia artificial puede volverse contra su propio creador, es un riesgo que reconoce la propia IA (como en los dos primeros párrafos de este artículo). Y, si nos paramos a pensarlo detenidamente, es increíble como las IAs ya son capaces de conocer sus propias capacidades, esas que el humano le ha dado y que pueden ocasionar la temida revolución de las máquinas.

 

Venga, que no todo es siempre o malo o bueno. Hay una escala de grises. Ahora te cuento las cosas buenas que tiene la IA

Pero…que no cunda el pánico. La inteligencia artificial es y será una revolución en toda regla, pero no tiene por qué ser necesariamente mala, aunque todo depende de la perspectiva con la que se mire.

Un artista puede reconocer la inteligencia artificial como una amenaza, ya que las IAs pueden lograr recrear auténticas obras de arte en cuestión de segundos y son capaces, incluso, de pintarse a sí mismas. Una auténtica locura. Sin embargo, un estudiante es capaz de ver a la IA como una mano salvadora, ya que -como hemos mencionado antes- es capaz de hacer una redacción completa si se le dan una serie de indicaciones, incluso adaptando el estilo de lenguaje (coloquial o formal), el rango de interpretación en el texto (informativo o de opinión), además del tema tratado. Repito, por segunda vez, una auténtica locura.

La inteligencia artificial salta a la palestra gracias a ChatGPT, el chatbot automático que permite mantener una conversación con más sentido que la que se tiene un viernes por la noche con los amigos con dos copas de más; buscar información igual de precisa que las que nos ofrece nuestro queridísimo Google -gracias Google, te queremos-; y crear contenido más rápido de lo que nunca se ha conseguido anteriormente.

 

Ahí va mi conclusión, por si todavía no tienes claro mi punto de vista:

Este chat es capaz de ser más útil y amable que tu compañero de clase o trabajo, además de resolutivo, informativo, dócil e interesante. Y nos da una pequeña pincelada de lo mucho que nos puede ofrecer la tecnología y de lo inteligente que puede llegar a ser, hasta el punto de reconocerse a sí misma.

Para algunos es una herramienta que ayuda a hacer más simple el mundo. Para otros es una amenaza que puede hacerles sentir reemplazables, por ejemplo, a ingenieros de software, programadores informáticos, diseñadores gráficos o redactores y periodistas. Quizás este mismo artículo este escrito por una IA y tú, querido lector, no sepas distinguirlo. Y en eso reside su tremendo poder.

 

Extrañamente terrorífica y terroríficamente inteligente… ¡Aquí está la inteligencia artificial!

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